1.2. En el lugar decisivo del combate
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Así ocurre en la relación escrita por el franciscano Miguel Serviá, confesor de Juan de Austria,
que habla de 250 galeras y 30 galeotas; la relación de la campaña de la Armada desde 30 de
septiembre a 10 de octubre (anónima), menciona 225 galeras «y 60 galeotas y otros bajeles
menores»; en el interrogatorio del ayo de los hijos de Alí Bajá, se citan 230 galeras y 60
galeotas. (El tenor literal de estos tres documentos, en Gárate 1971, p. 246, el primero, y en
Aparici 1847, pp. 38 y 41, los otros dos). Otras relaciones de la época ofrecen cifras ya
desorbitadas de cerca de 350 unidades, sumando a las galeras y galeotas un elevadísimo
número de pequeñas fustas, que en realidad no participaron en la batalla más allá de una
veintena.
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Estas cantidades vienen a coincidir con el balance general que ofrecía Fernández Duro (1896):
210 galeras y 63 galeotas y fustas. Otros autores coinciden también en números muy simila-
res, aunque en ocasiones incrementando un poco el número de galeras (hasta unas 220) a
costa de las galeotas y fustas (unas 55-60), lo que debemos descartar a la luz de los datos del
orden de batalla turco.
B) Tácticas
Las causas del triunfo
La táctica de la flota otomana va a poner sus principales
Conviene explicar las causas que llevaron a la Armada
esperanzas en las alas, para buscar el envolvimiento de
coaligada a un triunfo tan absoluto, y a la flota
los cristianos. Era éste su sistema clásico, ya que se ajus-
turco-berberisca por contra a un desastre tan mayúscu-
taba perfectamente a su superioridad numérica y a las
lo, siendo como era esta última superior en número:
cualidades de su flota como eran la magnífica habilidad
marinera de sus capitanes, y la velocidad y agilidad de
sus embarcaciones. Desbordar por los flancos permitía
atacar al enemigo por los costados y la retaguardia, sem-
A) Estratégicas
brar el caos en su formación, e ir fragmentándola en
grupos más fáciles de batir de forma consecutiva.
Ya se han apuntado en el epígrafe 1.1. La falta de prisa
de los preparativos hispanos se tradujo en unas escua-
Táctica envolvente turca
dras y tropas de Felipe II bien preparadas para la cam-
y espacio de maniobra
paña, desde luego mucho mejor que las venecianas, hasta
Uluch Alí propuso realizar el despliegue en mar abierto,
el punto de que estas últimas hubieron de ser completa-
para desbordar más fácilmente a la flota cristiana por los
das en Messina con personal proporcionado por sus alia-
dos flancos. En este caso, sin embargo, también era más
dos.
fácil que una parte del enemigo pudiera romper el cerco
Es cierto que la opción hispana por la preparación y no
y escapar en alguna dirección.
por la premura, fue más tarde perjudicial para una hi-
En cambio, la opción propuesta por el comandante en
potética continuidad de la campaña con posterioridad
jefe Alí Baja y por Pertev Bajá, que fue la adoptada, bus-
al triunfo por hallarse ya metidos en plena estación oto-
caba encerrar a la Armada cristiana contra la costa para
ñal, peligrosa para la navegación. Pero es más que pro-
mejor negarle cualquier escapatoria y asegurar su total
bable que una Armada en precario estado, al nivel del
destrucción:31 ello significaba luchar dentro del golfo,
que tenían los venecianos a su llegada a Messina, no
con una de las alas cercana a la costa (concretamente
hubiera conseguido en Lepanto victoria tan rotunda y
sería la costa norte), y centrando el intento de envolvi-
salir tan bien parada, o tal vez ni siquiera hubiera podi-
miento en la otra (el ala sur). Ésta tendría, al menos así
do imponerse a los turcos.
se esperaba, el suficiente espacio de maniobra, y sobre
Por parte otomana, se han señalado los errores estratégi-
ella descansaba la principal responsabilidad del flanqueo
cos, nacidos del exceso de confianza, que supusieron el
puesto que se admitía las limitadas posibilidades que a
verano desaprovechado en múltiples operaciones me-
este respecto iba a tener el otro «cuerno» tan cercano a
nores, con el consiguiente desgaste de la flota y de las
la costa, el cual se destinaba más bien a fijar al enemigo.
tropas embarcadas, así como la sorprendente tardanza
No cabe duda de que, de haber tenido éxito el cerco por
en acudir a sus bases a preparar el choque, teniendo que
el sur, la Armada coaligada se habría visto atrapada for-
recurrir a una precipitada improvisación de última hora
mando un amasijo informe, con grandes dificultades
para reemplazar los efectivos malgastados.
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