Nuevos datos y cartas inéditas del Archivo de la casa de Zavala
Prólogo
Luis María Zavala Fernández de Heredia. Real academia de la historia.
Cartas inéditas del cura Santa Cruz en el Archivo Zavala.
La presencia de un libro sobre una figura tan controvertida como el cura Santa Cruz entre las publicaciones del Archivo de la Casa de Zavala puede sorprender y es pertinente una explicación: entre las cartas, que constituyen la parte más voluminosa de este archivo, hay 15 que fueron recientemente identificadas. Y el remitente es el mismo cura Santa Cruz; el denostado y mitificado. Las cartas tenían, por tanto, indudable interés; por el personaje y por ser inédito su contenido.
Una mirada retrospectiva al inicio, a la gestión, y al desarrollo del Archivo. Las circunstancias familiares me fueron obligando a ocuparme del legado histórico-cultural de nuestra familia, de la casa Zavala. Una de las tareas primeras fue la de ocuparme en reunir y recuperar documentos históricos de la Casa y de cartas familiares que por su número a ojos vista eran ya un valioso archivo pero que corrían el riesgo de perderse o dispersarse. Las cartas formaban un bloque numeroso. Fueron tareas de recuperación, de crear condiciones de conservación, de clasificación y organización, etc. con recursos propios y subvenciones oficiales que hacían al caso.
Durante mi gestión se aseguró, pues, la conservación de las más de catorce mil cartas, que constituían la parte más voluminosa del archivo, frente a toda eventualidad, por sistemas de microfilmación y las técnicas que fueron surgiendo. Fueron transcritas las cartas; fueron identificados remitentes y destinatarios, y las correspondientes circunstancias de las que trataban. Estas tareas iban dibujando el árbol familiar y la red de relaciones sociales y fue ésta una de mis ocupaciones, a la que dediqué mucho de mi tiempo. La anécdota de la identificación de las cartas. Cuando la mayor parte de las cartas familiares que existen en el Archivo tenían ya identificados a los remitentes, quedaron seis que se resistían a la identificación de sus circunstancias y a aclarar la posible de relación de las firmas remitentes con nuestra familia en todos sus extremos de circunstancia y contexto, pero es obvio, especialmente el de la autoría. Y sin embargo, por su contenido mostraban conocimiento y cercanía, y por su estilo suponían una cierta familiaridad.
Esas cartas las firmaba un tal Loidi. Y como suele ocurrir con incógnitas como éstas, pican nuestra curiosidad y nos suelen situar en un estado de cierta alerta. Y sin duda por ello, en un momento dado, ni buscado ni esperado, saltó la chispa de la sorpresa: ¡¡Loidi.!! ¡el famoso cura Santa Cruz!, el denostado y ensalzado, y en alguna medida popularmente mitificado! Y ocurría que por la familiaridad que muestran las cartas, y por la bonhomía, y hasta por algún reflejo de ternura, no se podía imaginar que perteneciesen a semejante personaje, con fama de ser entre aguerrido y sanguinario.