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El Conde de Villafuertes

Índice

Presentación

Aprovecho con gusto la ocasión que se me brinda de presentar al lector este libro, que escoge la ilustre figura de Manuel José de Zavala, Tercer Conde de Villafuertes, para ofrecernos un vivo recorrido por las variadas vicisitudes políticas de la Guipúzcoa y la España de la primera mitad de siglo XIX, dedicando especial atención a cuestiones siempre y todavía hoy de actualidad, como son los Fueros vascos en el seno del Estado constitucional, y a un episodio tan célebre (pero tradicionalmente poco analizado ni descrito en detalle) como lo es la Bandera "Paz y Fueros" de José Antonio de Muñagorri que tuvo lugar durante la primera guerra carlista. Su autor, el joven historiador Arturo Cajal (autor de diversos libros sobre el Estado liberal y los Fueros Vascos, Premio Extraordinario de Doctorado de la Universidad del País Vasco, Premio Jesús M.ª Leizaola 1999 del Instituto Vasco de Administración Pública para trabajos sobre materia autonómica vasca), ha elaborado en parte sustancial este estudio a partir de la documentación conservada en el Archivo familiar de la Casa de Zavala, el cual, por su parte, se complace en haber colaborado en su realización y publicación.

Luis M.ª de Zavala y Fernández de Heredia
Archivo de la Casa de Zavala
Correspondiente de la Real Academia de la Historia

Prólogo

La complicada encrucijada en la que se encuentra la cuestión vasca, aunada al deseo de explorar vías que desatasquen la difícil situación de las provincias vascas, origina nuevas miradas a la historia. Las tensiones que a lo largo de los años ha debido soportar la historia del País Vasco, objeto de interpretaciones interesadas con las que legitimar opciones partidistas, parecen tener un nuevo punto de inflexión. Resurge una especie de dialéctica entre una visión histórica "oficialista", auspiciada por el poder y las inercias que genera, y otra más crítica, anclada en la investigación universitaria, de la que esta última no parece salir bien parada en su proyección social. Es por ello por lo que no podemos sino felicitarnos por la publicación de este riguroso y excelente libro de Arturo Cajal, que aborda un periodo sensible de la Historia del País Vasco, en el que según determinada lectura comenzaría a labrarse el "conflicto vasco".

Como ya demostró en anteriores publicaciones, Cajal es un profundo conocedor de la historia vasca del siglo XIX. El lector se va a encontrar con una obra madura, en la que se pasa revista de forma amena a los hechos más transcendentes de un periodo convulso y extraordinariamente relevante, que coincide con el paso de la sociedad del Antiguo Régimen a otra liberal y burguesa. Las dificultades que este proceso tuvo en el resto de España se vieron incrementadas en el caso vasco por la existencia del régimen foral, muy favorable para estas provincias y que incorporó una especial peculiaridad a ese tránsito. El rechazo de una parte significativa de la población vasca a la nueva sociedad liberal se manifestó de manera contundente con la guerra carlista, que, como es sabido, tuvo en esta zona su principal escenario.

Es, además, un libro comprometido, en el que no se eluden explicaciones ni interpretaciones, formuladas, eso sí, desde un profundo conocimiento de los hechos y desde un soporte conceptual encomiable. La sólida formación de Cajal le permite adentrarse y contextualizar el período, exponiendo referencias comparativas que permiten calibrar en su justa medida algunas afirmaciones interesadas (por ejemplo, el rigor centralizador del Estado para con las provincias vascas) que no resisten el contraste histórico. El autor ha contado para su investigación, aparte de las fuentes usuales, con el archivo familiar de la Casa de Zavala, que dispone de una riquísima documentación en especial para el siglo XIX, del que hay que destacar además de su buena organización, las facilidades que concede a los historiadores para su consulta.

Arturo Cajal toma como referencia central de su trabajo al Conde de Villafuertes, personaje con una intensa vida política en la primera mitad del siglo XIX en Guipúzcoa, en cuyo período ocupó importante cargos políticos. Fue un hombre representativo de la nobleza hacendada ilustrada, heredera de la Real Sociedad Bascongada de los amigos del País y exponente, en este sentido, de una cierta mentalidad reformista e impulsora del progreso, que tenía sus raíces en el siglo XVIII. Fuerista de primera línea, liberal en lo político dentro de su versión más templada y, por tanto, adscrito al partido moderado, Villafuertes estuvo enfrentado al carlismo, del que padeció represalias durante la primera guerra. Sin embargo, y una vez desaparecido el Conde, los cambios políticos vividos durante este siglo, que tuvieron su punto de inflexión con la revolución de 1868, acentuaron el perfil más conservador de su familia, hasta ver a sus descendientes figurar en las filas carlistas en la segunda guerra. No fueron los únicos en seguir esta trayectoria y otros componentes significativos de la nobleza rural guipuzcoana transitaron por el mismo camino, demostrando las limitaciones de su liberalismo y el predominio de su componente moderado-conservador.

Pero el libro no es sólo una biografía del Conde de Villafuertes. A través de sus vivencias políticas pasamos revista a los acontecimientos más relevantes de las sociedad guipuzcoana, aplicando una visión abierta de ida y vuelta, que conecta los avatares que se registraron en España con lo acaecido en esta provincia. Es, pues, también una buena vía para captar desde el ámbito local acontecimientos esenciales que tuvieron lugar en aquel periodo como la paulatina desaparición del Antiguo Régimen y el desarrollo de la revolución liberal-burguesa así como sus pautas e insuficiencias. La segunda parte del libro está dedicada al análisis de la empresa "Paz y Fueros", sostenida por el gobierno e impulsada por los liberales fueristas vascos con el objeto de socavar el carlismo y acabar la guerra con los menores costes.

A la hora de abordar este periodo, Arturo Cajal evidencia la vacuidad de ciertas ideas instaladas en ámbitos de la sociedad vasca actual. Muestra lo improcedente de una interpretación en clave victimista de la historia del País Vasco o bien lo inadecuado de una lectura homogenea de la sociedad vasca, cuando precisamente si por algo destacaba era por su diversidad, diversidad que a partir de la desaparición de los fueros en 1876 cristalizó en una acusada pluralidad. El estudio revela la debilidad del Estado tanto en su faceta absolutista como en la liberal, incapaz en esta segunda versión de establecer el modelo centralizador que propugnaba, haciendo concesiones y dejando en pie buena parte de un entramado foral que chocaba abruptamente con las ideas igualitarias características de su ideario. Resulta patente el tratamiento prudente que a lo largo de esta período tuvo el poder central para con estas provincias, alejado de cualquier imputación jacobina y muy diferente, por tanto, de las experiencia francesa. De la lectura del libro se desprende algo ya expuesto en otras publicaciones: las buenas relaciones existentes entre lo gobernantes y los grupo dominantes del País Vasco, así como la notable influencia que éstos ejercían en el ejecutivo, lo que no quiere decir que esas relaciones no estuvieran exentas de tensiones dada la diferencia de intereses que defendían.

Se incide en puntos sobre los que últimamente la historiografía vasca han realizado notables contribuciones (Mina, Orruño, Fernández Sebastián, Portillo, Rubio, etc.), aportando Cajal nuevos ejemplos y explicaciones con una ejemplar fundamentación y riqueza de contenidos. Se aborda, entre otros puntos, la trascendencia del Fuero en la sociedad vasca y su asunción por los liberales vascos, que en aquella complicada cuyuntura fueron decididos partidarios de su mantenimiento. En el Conde de Villafuertes primaba su condición de fuerista sobre la de monárquico y liberal conservador (en este orden), y es que si el régimen foral tenía importantes implicaciones para el País Vasco, más aun las tenía para las élites gobernantes. Situándose dentro de una acreditada corriente historiográfica, Cajal recuerda la instrumentalización que del Fuero hicieron los grupos dominantes, para los cuales venía a ser una especie de garante de su posición privilegiada, aunque quizá no hubiera estado de más que hubiera valorado en mayor medida la popularidad que gozaba en la sociedad en general.

Ante posibles cercenamientos del régimen foral, las élites dominantes del País Vasco adoptaron una doble estrategia que pasaba, por un lado, por mantener una postura de adaptabilidad con respeto al poder central, buscando una fluida relación con el, en la idea de que la mutua coexistencia era la mejor herramienta para el sostenimiento del Fuero; pero asimismo, y a medida que el sistema constitucional se dotaba de nuevos instrumentos doctrinales y normativos, hubo un esfuerzo por parte de estas elites por proporcionar al fuerismo de nuevo un sustento teórico con el que hacer frente a iniciativas centralizadoras. A la par, se fue dando entre esos grupos liberales moderados una radicalización en la defensa del régimen foral, una intransigencia en la que se marginaban posiciones positibilistas, lo que en definitiva resultó perjudicial al cerrar vías de posibles modificaciones pactadas. Cajal propone un cambio de perspectiva de manera que a la hora de analizar los avatares del régimen foral se evalúe también la actitud de las elites vascas y su cerrazón a la actualización de un sistema que parecía inevitable -cuando menos desde la lógica liberal- su profunda mutación.

Resulta igualmente interesante la descripción de las tensiones que vivía la sociedad guipuzcoana bajo el régimen foral, tensiones tanto hacia fuera como hacia dentro. Hacia fuera con el poder central en una pugna ya no sólo por mantener el sistema foral, sino por acumular y ampliar nuevas funciones. Pero también rivalidades internas con un enfrentamiento que oponía -en un episodio bastante conocido- a la burguesía donostiarra con los propietarios rurales del interior de la provincia, cuyas diferencias se sustanciaban en torno a determinadas normas forales y a las contrapuestas ideas que tenían acerca de su modificación. Una vez que se dieron tales modificaciones, se produjo -como narra Cajal- una unanimidad de la sociedad guipuzcoana en torno al fuero y a su permanencia. Hubo, pues, en la sociedad vasca de mediados del siglo XIX un sustrato que enlazaba a los distintos sectores, un poso común que creó un espacio compartido de opinión, que saltó hecho añicos con el sexenio democrático. Fueron también años de generación de nuevas identidades, de desarrollo de sentimientos vasquistas, pero sin que ello implicara afirmaciones excluyentes o de rechazo al otro. Vemos al Conde de Villafuertes sentirse hondamente fuerista y al propio tiempo profundamente español, asumiendo sin dificultades y angustias en doble patriotismo, que le permitía defender el régimen peculiar de estas provincias al tiempo que se sentía estrechamente vinculado con la nación española.

A lo largo del libro se pasan revista a puntos de indudable calado como la guerra carlista, sus motivaciones y el papel que en ella jugó el Fuero; la notable influencia del clero en la sociedad vasca y en concreto de los jesuitas entre la elite vasca, etc. Resulta especialmente sugerente y evocador sus análisis de la iniciativa "Paz y Fueros", movimiento que surgió en los momentos postreros de la guerra, cuando se atisbaba el agotamiento del carlismo, y con el que los liberales fueristas vascos trataron de poner en pie una "tercera vía" con el objetivo de obtener réditos tras la finalización del conflicto y la confirmación del régimen foral.

En fin, un libro absolutamente recomendable, del que se extraen enseñanzas varias y con ricos matices, que viene a instalarse como otra de las referencias de una fructífera historiografía vasca dedicada al estudio del siglo XIX.

LUIS CASTELLS

Introducción

El aristócrata tolosano Manuel José de Zavala, conde de Villafuertes, es una de las figuras más interesantes de Guipúzcoa, y por extensión de todo el País Vasco, en la primera mitad del siglo XIX. Además de varias veces Diputado General de la Provincia, Prócer del Reino en Madrid en 1834-1835, Corregidor Político (delegado de Gobierno) en Guipúzcoa en 1839-18401, el Conde de Villafuertes destaca por los dos hechos singulares: fue la persona encargada de aplicar en Guipúzcoa la "Constitución de Cádiz", durante los dos primeros periodos constitucionales de la historia española (1813-1814, 1820-1823); y en el tramo final de la guerra carlista de 1833-1839, fue miembro fundamental de la "Junta de Bayona" formada por el Gobierno para apoyar la famosa Bandera "Paz y Fueros", levantada en 1838 por el escribano Muñagorri con objeto de promover en el carlismo vasco el abandono de las armas y de la causa de Don Carlos a cambio de la confirmación de los Fueros. Esta idea pacificadora y fuerista enarbolada e 1838-1839 por Villafuertes y otros patricios liberales conservadores, sería de gran influencia posterior, configurando durante décadas las relaciones con el Poder central y también la reconciliación interna de la sociedad vasca en clave fuerista, hasta la nueva ruptura que (por causas ajenas a la cuestión foral) supuso la última guerra carlista de 1872-1876.

En los dos aspectos mencionados se centra el presente libro, para el que se ha partido de la documentación del propio Conde de Villafuertes conservada en el Archivo de la Casa de Zavala (San Sebastián), en buena parte inédita. Rico y modélico Archivo en el que los investigadores puedes hallar pistas y datos, no solamente sobre la Historia política, sino también sobre la económica y la social, del País Vasco del siglo XIX y anteriores. Es de justicia agradecer a Luís Mª de Zavala y Fernández de Heredia el extraordinario interés y la dedicación ejemplar -ciertamente nada usuales- que en su creación ha invertido, reuniendo y poniendo a disposición del historiador un fondo documental tan interesante como bien organizado. Este investigador le debe además, en particular, una especial gratitud por las facilidades y el generoso apoyo de él recibidos. Así como un afectuoso reconocimiento a Luís Castells, Catedrático de Historia Contemporanea de la Universidad del País vasco, por la amabilidad de su Prólogo.

(1) Aspecto que hemos tenido la ocasión de estudiar en otro trabajo (Administración periférica del Estado y autogobierno foral. Guipúzcoa 1839-1877, Oñate, Instituto Vasco de Administración Pública, 2000)

LOS ARCHIVOS DE LA CASA ZAVALA

Se encuentran digitalizados en la plataforma del Gobierno Vasco llamada Dokuklik. Puedes encontrarlos en Badator, y localizar todos los archivos digitalizados propiedad del Archivo Casa Zavala.